La verdad no es triste, lo que pasa es que no tiene remedio.
Y una de esas verdades sin remedio y que nos pone tristes es que siempre, siempre, se puede vivir sin el otro. Y eso hay dos personas que deberían saberlo: Yo mismo y quien está a mi lado.
Esto lo he leído en una novela de jorge bucay, la cual os recomiendo: "Las tres preguntas".
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