miércoles, 14 de septiembre de 2011

La ciudad duerme...

Martes laborable a las 3 de la madrugada, la ciudad duerme, noto su respiración tranquila, pausada.
Oigo sus ronquidos traducidos en el rugido de los motores de algunos coches rezagados que vuelven a casa.
Las luces de las farolas iluminan las calles fantasmas, vacías de almas.
La contaminación lumínica no me permite ver las estrellas, que triste.

Yo, cegada por el insomnio, me asomo a mi ventana e intento imaginarme la vida de los vecinos, si están durmiendo, qué soñarán... si han discutido con su pareja, qué han cenado, en definitiva, qué vida tienen.
Y es que cuando no consigo conciliar el sueño me da por divagar, por imaginar cosas, inventarme historias. El silencio de la noche es el mejor aliado para dejar volar tu imaginación.

Imagino que estás conmigo, que me giro y te encuentro a mi lado, pero cuando abro los ojos vuelvo a la cruda realidad y me encuentro sola en mi habitación.

C´est la vie!

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